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Cabra montés

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La cabra montés (Capra pyrenaica) es una de las especies de bóvidos del género Capra que existen en Europa, siendo las otras el íbice o cabra de los Alpes, las cabras salvajes del Cáucaso y la cabra doméstica. Se trata de un endemismo que actualmente sólo se encuentra en las áreas montañosas de España.

Descripción

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La cabra montés es una especie con fuerte dimorfismo sexual, al igual que muchos otros bóvidos. Las hembras miden unos 1,20 metros de largo y otros 60 de altura en la cruz, pesando entre 30 y 45 kilos de peso. Tienen cuernos bastante cortos y se parecen bastante a una cabra doméstica. Los machos, en cambio, pueden llegar a los 148 centímetros de largo y tener una altura de 77 centímetros en la cruz, alcanzando un peso máximo de 110 kilos. Los cuernos de los machos son notablemente gruesos y pueden llegar a ser el triple de largos que los de las hembras. Están más separados entre sí que los cuernos de otras especies del género Capra. Los machos adultos tienen también una cara más alargada y la típica barba de chivo oscura bajo la mandíbula.

El color y longitud del pelaje varía según las subespecies y la época del año, tornándose más largo y grisáceo en invierno. Tras las mudas de pelo de abril y mayo, el color es pardo o canela, con manchas oscuras en la parte inferior de las patas que en los machos adultos pueden extenderse hacia los costados, hombros y vientre. La parte central de éste es blanca en ambos sexos, y la cola negra y corta (12-13 cm.).

Hábitos

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Esta especie se desenvuelve por igual de día y de noche, aunque sus máximas horas de actividad se localizan por la mañana y a finales de la tarde, cerca del crepúsculo. En invierno desarrollan su actividad en las horas centrales del día, que es cuando hace más calor.

Son animales sociables, pero cambian a menudo de manada. Ésta puede estar constituida por machos adultos, hembras con sus crías o adolescentes de ambos sexos (en este último caso, sólo durante el verano). Los machos y las hembras adultas se reúnen en la época de celo, en los meses de noviembre y diciembre -caracterizados por los violentos combates cabeza contra cabeza de los machos- y las crías (una por parto) nacen todas en mayo.

Habitan tanto en bosques como en extensiones herbáceas, en cotas montañosas de entre 500 y 2500 metros de altura. La dieta es predominantemente herbácea, aunque en invierno se torna más arbustiva. Si es necesario, excavan en la nieve para acceder hasta la vegetación.

Subespecies

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Se conocen cuatro subespecies de cabras montesas, dos de las cuales se han extinguido en tiempos recientes. No obstante, varios autores han puesto en duda su validez. Estas subespecies son las siguientes:

  • Capra pyrenaica hispanica, con una distribución discontinua que se extiende por las cordilleras cercanas al Mar Mediterráneo. Alcanza su mayor concentración en Sierra Nevada.
  • Capra pyrenaica victoriae, distribuida de forma desigual en las cordilleras del centro y norte de España. Su principal población está en la Sierra de Gredos, donde moran unos 10000 ejemplares. Considerada subespecie cinegética, bajo ciertas restricciones.
  • Capra pyrenaica pyrenaica, subespecie-tipo situada originalmente en los Pirineos franceses y españoles, llamada popularmente bucardo. El último ejemplar murió en enero de 2000.
  • Capra pyrenaica lusitanica, era conocida como mueyu. Distribuida originalmente por las montañas fronterizas entre Galicia y Portugal, se extinguió en 1892 en la Sierra de Geres (Portugal).

Subespecies según Cabrera (1914): A: Capra pyrenaica pyrenaica, B: C. p. victoriae, C: C. p. hispanica, D: C. p. lusitanica.

Estado de conservación

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La cabra montés cuenta con lobos, osos y águilas como depredadores naturales, pero éstos han desaparecido en los últimos tiempos de amplias zonas de su distribución. La caza de esta especie por parte del hombre se producía ya en la Prehistoria, primero a cargo del hombre de Neandertal y desde hace 40-35000 años, por nuestra especie. Son abundantes sus restos en las cuevas paleolíticas y aparece representada con frecuencia en las pinturas rupestres de toda la Península Ibérica.

Con la introducción de la agricultura y el aumento de la población humana (y con ello, de la caza), su población desapareció de varias zonas y en otras menguó ostensiblemente. En tiempos recientes, el hecho de ser una especie única en el mundo, endémica de la Península, la convirtió en una cotizada especie de caza mayor. Se tiene constancia de la llegada expresa de cazadores procedentes de Francia y el Reino Unido durante los siglos XIX y XX, especialmente al Pirineo, buscando únicamente la muerte de algún ejemplar y sus valiosos cuernos como trofeo.

Ya a finales del siglo XIX, la población de cabra montés estaba en rápida regresión, habiéndose extinguido la subespecie gallego-portuguesa. Alfonso XIII de España creó en 1905 el Refugio Real de Caza de la Sierra de Gredos para limitar la caza de este animal en la zona y salvar así a la entonces reducida población local, pero no tomó mayores medidas por el salvamento de la especie. No fue hasta 1950 cuando comenzaron a crearse numerosas reservas para proteger la cabra montés, aunque en muchos casos no se crearon políticas adecuadas al efecto. La extinción reciente del bucardo se debe en buena medida a ello, reducido a sólo 20 ejemplares en 1970 y condenado por tanto a la desaparición en unas pocas décadas. La falta de cabras montesas para las cacerías intentó cubrirse durante el tardo franquismo con la introducción de otros bóvidos foráneos, como el muflón y el arruí, especies que han tenido un impacto desigual sobre la flora y fauna local y en algunos casos han puesto aún más en aprietos a la cabra montés, pues compiten con ella por los mismos recursos.

Las subespecies que sobreviven suman actualmente unos 35.000 ejemplares, presentes en su mayor parte en Gredos, las Batuecas, Els Ports, Muela de Cortes, Serranía de Cuenca, Alcaraz, Sierra Madrona, Sierra Mágina, Sierra de Cazorla, Sierra de Segura, los Filabres, Sierra Nevada, Sierra de las Nieves y montes de Cádiz. También se han introducido unas cuantas cabezas en varios puntos del sector peninsular, como la Sierra de Guadarrama o el término municipal de Albaladejo (Ciudad Real). La Junta de Galicia lleva a cabo un plan de reintroducción a gran escala en la comunidad autónoma gallega desde 2003. Mientras que la caza de la especie no está permitida en muchas zonas, en otras, como en Gredos, sólo se usa como medio para controlar su población debido a la escasez de depredadores naturales.

El presente artículo aporta material procedente de una entrada de Wikipedia, publicada en castellano bajo la licencia Creative Commons-Atribución-Compartir Igual 3.0 (CC-BY-SA) o la licencia GFDL.