Diferencia entre revisiones de «Premio Juan Bernier»

Año 1985

No sé como decirlo, pero sí que hay que hacerlo. Hay pruebas escritas de mi estima por el Ateneo de Córdoba y por mi respeto hacia las personas que lo integran, e incluso he colaborado con ellas en más de una ocasión, porque creo que hacen una labor meritoria para esta ciudad. Pero también es conocido por muchos de mi admiración por el poeta Juan Bernier, y de mi rigor por la utilización de los nombres y de la literatura, y es como estar entre dos amores.

Por estas fechas se cumplen años del fallecimiento de Juan Bernier, y también se falla el premio de poesía que lleva su nombre y que promociona el Ateneo de Córdoba. Todos los años, digo, pienso lo mismo: el nombre del poeta Juan Bernier se merece un premio de mejores características. Y esto que digo públicamente no es nuevo, llevo diciéndolo hace muchos años de manera cordial a algunos componentes del Ateneo, y con el ánimo de ajustar la talla de este poeta con el premio que lleva su nombre, que queramos o no, y aunque nos duela, y desde hace muchas convocatorias, está literariamente a mucha distancia de su nombre.

Los premios de poesía están basados en razones editoriales y económicas, y en función de ellas acuden a concursar autores de un nivel u otro. Y cuando no existen estos atractivos, caso de este premio, hay que pensar en otra orientación, ya sea para jóvenes poetas o cualquier otro, pero todo premio debe tener una personalidad propia y un prestigio, aunque sea pequeño, y este premio no se puede sumar ni confundir con los miles que existen en este país, tan comunes y difusos.

Pues bien, el Premio de Poesía Juan Bernier no tiene ninguna de estas condiciones ni características, y el Ateneo y las instituciones deberían dar los pasos necesarios. Ahí tienen el Premio Ciudad de Córdoba Ricardo Molina, a su compañero de Cántico, y que puede servir, en este caso, de agravio comparativo.