Antonio Arévalo García

Nace el 15 de septiembre de 1876 en Bujalance, ejerció como procurador de Tribunales, pero fue conocido especialmente por ser hombre de letras en su vertiente periodística y poética, desarrollando también una excelente labor como guitarrista.

Desde temprana edad se desplaza a Córdoba con su hermano menor también poeta Francisco Arévalo García. En su juventud colabora como poeta en su pueblo natal con las revistas “La Crónica” y “El Compás”, llegando a escribir el libro de poesías "Mis Canciones”. Sus primeros trabajos periodísticos aparecieron en el periódico decano de la capital “Diario Córdoba” y en el “Diario de Avisos”. Fue corresponsal de Bulanjance en el “Defensor de Córdoba”, corresponsal de la “Revista Gráfica” de París, ABC de Madrid y Blanco y Negro, llegando por último a ser colaborador asiduo del Diario Córdoba en los años cuarenta, dejó plasmado en todos ellos su valía literaria.

Escribió folletos de zarzuelas como: “La fuga” y “El rosal del sentimientos” y en colaboración con Emilio Santiago y música del maestro Romero “Averrante”. Conjuntamente con su hermano Francisco escribió un sainete titulado "Trabajar por lo contrio".

Conocedor como pocos de los secretos del cante hondo publicó “La Copla Andaluza” que le sirvió como discurso para ingresar en la Real Academia de Córdoba. Antes de su muerte tenía preparados para su publicación tres libros de poesías: “Musa del pueblo”, “Cantares” y “De mi vida y de mi alma”.

Gran amigo de Julio Romero de Torres participaba con éste y otros clásicos cordobeses en la castiza Peña Los Legítimos, donde se deleitaba con el toque de guitarra como un consumado artista, acompañando a cantaores de flamenco con los toques por soleares o seguirillas. Al maestro Julio le dedicó numerosos artículos y poesías durante su larga vida de escritor.

Arévalo fue miembro de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes de Cádiz, socio de honor del Centro Filarmónico de Córdoba, Ateneo y del Centro Escolar Gaditano. Llegó a ser galardonado con diversos premios como los Juegos Florales en Córdoba. Aplaudido y reconocido por sus dotes diversas tanto en su tierra como fuera de ella. Presidente del Real Centro Filarmónico en los años veinte del siglo XX.

Falleció el 9 de junio de 1948.

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