María Palmero Gómez "María Juncal"

[El Arte de vivir el Flamenco].

María Palmero Gómez, bailaora con mucho arte, más conocida mundialmente con el nombre artístico de María Juncal, nació en Las Palmas de Gran Canaria el 27 de diciembre de 1976, en el seno de una familia flamenca, los Borrull, allí inició sus estudios de Ballet y Danza Clásica con la coreógrafa y primera bailarina del Liceo d Barcelona, su tía abuela Trini Borrull. Se trasladó a Tenerife y trabajó con el Ballet de Cuba. En Madrid estudió con La Tati, El Güito, Merche Esmeralda y Ciro, completó su formación en danza clásica con Dagmara Brown. Realizó varias giras internacionales con las compañías de Manolete, José Greco, Güito y la National Theatre Company of New York, participando junto a Milagros Mengíbar y La Tati en el espectáculo ‘Campanas Flamencas’. Solista en ‘Pura Pasión’, producido por Joaquín Cortés, en ‘Musa Gitana’ de Paco Peña y junto a Debbye Allen, bailarina y actriz de la serie ‘Fama’, en documentales de danza en Los Ángeles (California). Su espectáculo ‘Azabache y Miel’, Actuación en la ópera ‘Carmen’ en 2003, la consolidaron como bailaora de éxito en Ciudad de México, Guadalajara y Madrid. Presenta en México y España los espectáculos ‘Instantes’ y ‘Jarocho’, bajo la dirección de Richard O’Neal, director asistente de ‘Riverdance’. Paralelamente, imparte seminarios en México, Alemania, Estados Unidos, España e Israel.

En noviembre de 2005 estrena en México su montaje ‘Destemplao’, también presentado en Canarias y Madrid. 2004: Premio Nacional de Baile Antonio Gades en el XVII Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. 2004:1er Primer Premio del último Certamen de Coreografía de Danza Española y Flamenco del Teatro Albéniz de Madrid. 2006:1er Premio "El Desplante" Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión. 2006 Actúa en el Gran Teatro de La Habana y las últimas dos noches en el también capitalino teatro Mella. con fragmentos del espectáculo "Destemplao". Quien ha visto bailar a María Juncal se sorprende de su madurez escénica, la perfección y profundidad de sus movimientos y la pasión y fuerza que imprime a su danza, recordando a las más grandes bailaoras de este siglo y al mismo tiempo, descubriendo facetas inéditas de expresión plástica, de pura creación personal, sobrecogiendo al espectador, ante tal derroche de fuego y belleza

Fuente

• El Arte de Vivir el Flamenco (Información cedida gentilmente, ver autorización)