Casa del Flamenco Fosforito

Apenas un mes atrás, el mundo del flamenco en Córdoba se reunía convocado por el Cordobán Flamenco, velada entrañable que poco a poco consolida la inquieta Asociación de Artistas Flamencos; hace unos días culminaba una de las inmejorables Semanas Culturales de la Peña Flamenca de Córdoba, éstas sí, señeras ya en nuestra ciudad; ayer tuvo lugar un merecidísimo homenaje a Rafael Reina, iniciativa de la citada Peña y Bodegas Campos, donde las palabras sentidas de Juan Ramón Martínez y Pablo García Baena pusieron una orla para que allí no habitase el olvido. Finalmente, hoy, 15 de diciembre, el Ateneo cierra una nueva edición del concurso Campos de Guitarra.

Fíjense, un denso relato - y no menciono, por razones de espacio y de economía argumental, otros tantos actos flamencos que han sucedido durante este mes en distintas peñas de nuestra ciudad o de la Cátedra de Flamencología de la UCO, magistralmente dirigida por Agustín Gómez- para ilustrar que el planeta del flamenco en Córdoba está vivísimo, ardiente y hasta compulsivo.

Pero, sin duda, lo que tiene hoy en alerta a este maravilloso mundo es el trasunto de la Casa del Flamenco. En alerta, agitado y de briega. Veamos, sintéticamente, de qué hablamos. Algún programa electoral fijaba años atrás una iniciativa de este tipo; en el anterior mandato municipal, el maestro Fosforito inicia conversaciones con el Ayuntamiento para ceder su innumerable legado a fin de constituir un museo en su honor. También en ese mandato, el Plan de Excelencia Turística recoge ya una partida de 30 millones de las antiguas pesetas para habilitar la Posada del Potro a tal fin. Al final de ese periodo, la Delegación Municipal de Cultura redacta un primer documento de bases para este tema. En los pasados comicios, las distintas fuerzas políticas municipales se hacen eco de tal propuesta. La maquinaria está en marcha. Fosforito ya tiene depositado en dependencias municipales parte del material de su larga y fructífera carrera artística, la Posada del Potro está desafectada de su anterior uso, la Delegación de cultura, a través de sus actuales regidores, crea una amplia comisión para debatir y configurar el proyecto. Entre tanto, se han presentado a la citada Delegación otros dos diseños para la Casa del Flamenco y, finalmente, el concejal-delegado de Cultura cita a la comisión tras remisión de un último documento, síntesis abierta de los tres anteriormente citados. Y se armó. Y se venía armando. Una parte muy significativa de la comisión no asiste en bloque a la reunión, alegando, al parecer, defectos de forma en la convocatoria ¿Cierto o increíble?

Estamos donde casi siempre: un proyecto que se demora en el tiempo (más de año y medio para desempolvar el primer documento de que hablo), un conjunto de intereses enfrentados, un debate público alentado inteligentemente por alguna de las partes (recogida de firmas inclusive), y a enredarnos toca. Mientras tanto, la Junta de Andalucía proclama la creación de un nuevo organismo dedicado al flamenco y declara que se instalará en Sevilla o en Jerez (¿no existe ya en Jerez el Centro Andaluz del Flamenco? ¿o quizá sea por hacer sinergia?). Sevilla, la Bienal; Jerez, el CAF, Córdoba “el Nacional” (CNAF).

Todas se merecen y deben tener un centro que se ocupe del legado patrimonial del flamenco (por cierto, muy posiblemente a subrayar como Patrimonio Oral de la Humanidad por parte de la UNESCO), independientemente de que provenga de la institución comunitaria o de las municipales, como sería en el caso de Córdoba. No nos detengamos ahora, no trunquemos la marcha, animemos a la Concejalía de Cultura y a los distintos sectores del flamenco a que discutan, consensúen y proyecten la Casa del Flamenco. En el fondo las ideas básicas están aceptadas por todos y sólo un exceso de personalismo, politicismo o impericia municipal puede socavar esta iniciativa. Claro que ello no es poco ni inusual; por ejemplo, por qué -como denunciaba su director no hace mucho desde las páginas de la prensa local- no se ha convocado esta comisión ( ya hemos dicho que amplia, amplísima) al único Conservatorio Superior de Andalucía que tiene en su currículum los estudios de Guitarra Flamenca; por qué y a cuento de qué se ha unido en la comisión a los miembros de la comisión organizadora del último CNAF, a representantes de colectivos flamencos y a personas a título particular; por qué no asiste a estas reuniones Fosforito, qué piensa el maestro, qué papel va a jugar en el futuro.

Estamos a las puertas del cincuentenario del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. Tan importante parece esa efemérides que todos los grupos políticos municipales han acordado acortar en un año la secuencia del concurso y que la próxima edición se adelante al 2005; tan importante que la Oficina para la capital Cultural del 2016 pretende que ese año sea “el del Flamenco”. ¿Tendremos en ese la citada Casa inaugurada o por inaugurar? Las distintas partes en lid deben ponerse de acuerdo, todos nos lo merecemos, ellos más que nadie y a ellos les cabe la responsabilidad de llevar la nave a buen puerto y a la Concejalía de Cultura, el velamen y el timonel para esta aventura.

Juan Carlos Limia Mateo (Gestor cultural)
El Día de Córdoba, 15 de diciembre de 2004